La refundación de la Cofradía de Nuestra Señora de la soledad de Parla es obra de Bartolomé Hurtado, en la segunda mitad del siglo XVII. Aunque lo cierto es que hay referencias anteriores que demuestran la existencia de la Cofradía, sobre todo en el Libro 1º de Difuntos de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
Se guarda una manda testamentaria con referencia a la Cofradía de la Soledad de 1.614.
Los documentos de fundación de la Cofradía por parte de Bartolomé Hurtado están perdidos entre los protocolos notariales de Parla del siglo XVII. Aunque, y son documentos importantes, se guardan dos testamentos de Bartolomé Hurtado con claras referencias a la fundación de la Cofradía y la construcción de la ermita.
Bartolomé Hurtado tiene al menos tres testamentos y un poder para testar. Éste último es del 26 de Agosto de 1.649, y los testamentos, de 29 de Julio de 1.663, de Marzo de 1.681, y de 24 de Octubre de 1.693. Sólo en los dos últimos menciona a Parla, a la ermita y Cofradía. En el primero, sólo se refiere a Parla para explicar que sus padres son naturales de esta villa. En ese momento está gravemente enfermo, y es una hipótesis que no se puede comprobar documentalmente que en su curación interviniera el agua de la Fuente Santa de la ermita de la Soledad.
En su testamento de 1.681 se refiere a unas tierras que deja en usufructo a su hijo Bartolomé «…juntto a la hermitta de nuestra Señora de la Soledad extramuros de dicha Villa…», propiedades que a su muerte pasarán a la Virgen de la Soledad «…para que todo ello sirva y se convierta en las fiestas que se zelebran en ella todos los años el día de nuestra Señora ocho de septiembre…».
En el testamento de 1.693 habla de las casas y tierras que deja a su hijo Agustín en usufructo «…y es mi Voluntad que dichas Cassas tierras Jardin y Guarta queden desde el dia de su fallezimiento en adelante Para siempre Jamas a la Ymajen de Nuestra Señora de la Soledad que se Venera en dicha hermita de Parla a quien se lo mando y que administre el Usufrutto de dichas (…) la Cofradia…». En el testamento compromete a la Cofradía a mantener la ermita con sus escudos, la casa de recreo y a no vender esta última, además de mantener las fiestas de Septiembre y a decir una misa, en la ermita, todos los sábados del año por su alma, la de su mujer y sus familiares directos.
Cuando a mediados del XVII se reorganiza la Cofradía de la Soledad y se construye la nueva ermita, ya cuenta con diversos bienes, procedentes de la antigua Cofradía o donados por los devotos de la Virgen. Sin embargo, será Bartolomé Hurtado el que la dote con mayor abundancia de bienes de todo tipo. Y consigue además que otros miembros de su familia aporten objetos para el adorno de la ermita.
n cuanto al funcionamiento de la Hermandad, las primeras que se conservan fueron aprobadas por el Arzobispo de Toledo en 1.777, y que serían bastante similares a las anteriores.
Durante el siglo XIX, la Hermandad pierde todas las tierras en los procesos desamortizadores, con lo que gran parte de sus ingresos desaparecen, al estar basados en las rentas de esas tierras. Son los cofrades los que asumen los gastos, aunque lógicamente la actividad se resiente gravemente. Sobre todo desaparecen las misas que se mantenían en memoria de Bartolomé Hurtado, al desaparecer las tierras.
Además, entre 1.808 y 1.814 la Cofradía pierde también los objetos de plata, al ser reclamados por las justicias, alcaldes de los lugares para poder afrontar el pago de la primera contribución francesa. Joyas de los plateros españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII se convirtieron en forma de pago de los ejércitos napoleónicos.
En el lugar en el que está la ermita existía un humilladero, es decir, un lugar de devoción, bendecido en 1.591 «…en termino de la villa a donde dizen la fuente santa camino de Humanejos edificaron los hermanos cofrades de la Sangre de Jesucristo de la dicha Villa…».
La ermita es obra del arquitecto Bartolomé Hurtado en la segunda mitad del siglo XVII. Ha estado en mal estado en diversas ocasiones, y especialmente grave es la situación en 1.906, cuando el párroco de la época asegura «que la habían redificado los vecinos pues estaba en ruinas y les costó 2.000 duros tal es la devoción de estos vecinos por la Virgen de la Soledad.