En el siglo XVI se construyeron en Parla cuatro ermitas, pues era una época que el municipio creció en materia religiosa, en la actualidad solo queda la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, consta que antiguamente en el siglo XVII la ermita estaba muy deteriorada, por lo que se le encargo a Bartolomé Hurtado que la rehabilitara, que la rehízo desde cero totalmente nueva. Su diseño tiene trazas sencillas e integra una torre con campanario de sección cuadrangular y tres cuerpos, la fachada esta enfoscada de blanco rematada con detalles grises que imitan el granito en determinadas zonas, le acompañan dos pinos en la entrada principal, y encima de la puerta se ubica el escudo del arquitecto Bartolomé Hurtado. En su interior se aloja un pozo conocido como Calderillo que dota de agua a la capilla. Además Bartolomé Hurtado doto a la ermita de retablos realizados por el mismo y fue el que dio origen a la hermandad de la soledad.
Anteriormente cerca de la ermita existía un humilladero que tenía su mismo nombre y que en el año 1591 se consagro por el obispo Don Diego de la Calzada. La hermandad de Nuestra Señora de la Soledad con los años fue añadiendo pequeños detalles a la ermita, en el año 1777 se coloco en el frontal de su fallada un escudo con un corazón atravesado por siete espadas y la siguiente inscripción: Por muy deprisa que vallas, salúdame con el ángel, diciendo ave María, y rezando Dios te salve. En el año 1906 se le añadió un pequeño porche de hierro en la entrada principal. En 1969 a pocos metros de la ermita se coloco un monumento con la representación del calvario, acompañado de un vía crucis que empieza con dos cruces antes de llegar al monumento y después le siguen otras dos más, a continuación de estas se ubican otras nueve, haciendo un camino hasta llegar a la ermita denominado las trece estaciones por el número total de cruces. En 1979 se le hizo un recinto vallado para proteger a la ermita.